Un extraño en el autobús

Hace un tiempo vi a una persona en mi transporte de regreso a casa, entre toda esa multitud de personas. 

Lo veía preocupado. 


Con angustia en sus ojos, ¿por qué no pueden mentir los ojos?


Las lágrimas impacientes por salir de sus ojos. 


¿Qué habrá pasado con él?


Su rostro demostraba preocupación. 


Espero que todo esté bien con él. 


Un abrazo tal vez era lo único que necesitaba. 


No se lo di, pensé en todos los escenarios de haberlo abrazado. 


La vida es tan extraña que la tenemos frente a nuestros ojos, pero no sabemos en lo más mínimo que vive ese extraño en muchas ocasiones. 


Las cicatrices son tan profundas que no logras verlas, están hasta el fondo de lo más oscuro, que solo los ojos te dejan ver que su vida no ha sido fácil, pero aquí siguen. 


Limpiando sus ojos para poder seguir caminando de frente, dejando las lágrimas entre la tierra de lo ya pasado. 


¿Qué hermoso es el humano verdad?


La vida del extraño es rara, que bello. 


¿Por qué le temo a ser raro, a llorar en público? 


¿Alguien me verá con los mismo ojos que yo vi a aquel extraño hombre, y pensara en todo esto?


Espero equivocarme, pero no creo. 



Jonathan Jesse

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