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Son más de las 12 am, la medianoche está presente.

Escucho una canción de Ludovico Einaudi (PATHOS-THEME), y ahora pienso en qué pasaría si mañana simplemente, ya no esté.


¿El mundo seguiría igual sin mi?, ¿me recordaran?


Es difícil, ¿hice un buen trabajo?


Me he rendido en más de una ocasión, pero aquí sigo. 


No me arrepiento de nada. 


Cada momento me ha dejado cientos de cosas por aprender.


Como lo dijo Bergolio el día de su elección “si ha de haber lágrimas, que sean lágrimas de gloria”. 


Si mañana me muero, y no vuelvo a decirte aquellas palabras tan mías. 


Recuerda todo lo que te dejo. 


La noche se ha puesto a mis pies de nuevo, es mía y posiblemente un día ella me lleve a mí. 


Mi conocimiento, personalidad y huella no me pertenecen. 


El que ocupe algo, hágalo suyo. 


Ahora nada me pertenece porque ahora le pertenezco al conocimiento. 


Me he alejado de tanto, que me veía muerto. 


Estaba equivocado, mi vida nunca ha acabado, y nunca acabará. 


Me he esforzado por dejar una huella. 


No sé si la dejo, pero tampoco me iré con la idea de dejarla.


Cuando aprendes a dominar la noche , aprendes a domar la muerte. 


Si mañana muero, recuerda que por las noches estuve, estoy y estaré. 


Si mañana, muero no llores con lágrimas de tristeza, sino con lágrimas de gloria.



Jonathan Jesse


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